LA
PIEDRA BRUTA
R:.
L:. S:. SHAMBALA N° 65
La piedra
bruta tiene el origen de su simbolismo en las leyendas de los masones de la
Edad Media que construían las catedrales.
Esta
labor implicaba un aprendizaje largo, ritmado por una jerarquía bien definida:
aprendices, compañeros y maestros, cada grado con sus tareas, derechos y
deberes claramente establecidos, unos ritos precisos y cierto secretismo en
cuanto a las enseñanzas necesarias.
Los
obreros, llamados también masones “operativos”, trabajaban las piedras en las
logias, talleres construidos al lado de la obra y donde se protegían de las
inclemencias del tiempo.
Cuando la
masonería se hace “especulativa”, es decir que los hombres que la componen ya
no son obreros de la piedra, sino obreros sobre si mismos, los símbolos de los
masones de la Edad Media se convierten en la base del lenguaje masónico.
La Piedra Bruta es el símbolo por excelencia del aprendiz de masón.
Esta piedra, sacada directamente de las entrañas de la tierra, está
ubicada al pie de la columna de los Aprendices, frente a la piedra cúbica, ubicada en la otra
columna, que es la meta a la que debemos llegar.
La Piedra Bruta somos nosotros aprendices: está llena de asperezas,
estamos llenos de vicios, no ha sufrido ningún trabajo por parte de una mano
externa, somos neófitos y no sabemos nada.
Además, el simbolismo de la piedra bruta, acompañada del Martillo y del
Cincel para labrarla y su contrapartida de la piedra cúbica es ante todo el
símbolo del trabajo. El trabajo es la base de toda sociedad, el trabajo es
indispensable al ser humano para hacerle libre. Sin trabajo, no tiene pan para
comer, sin trabajo, el ocio le empuja hacia el vicio. La Piedra Bruta de
nuestra ceremonia de iniciación nos enseña que lo que nos espera es el trabajo
sin fin sobre nosotros mismos para perfeccionarnos.
Sacar la Piedra Bruta de la mina, tal como somos sacados de las entrañas
de la tierra durante la ceremonia de iniciación, es dar el primer paso hacia la
virtud. Decidir, voy a cambiar, voy a ser masón, voy a ir a mi Logia cada
semana, voy a trabajar es sacar la Piedra Bruta de la tierra y colocarla en el
taller. La ceremonia de iniciación nos da las primeras herramientas para
empezar a trabajar : el mandil que reconoce nuestra condición de obreros, de
Aprendices, el Martillo y el Cincel que nos permiten empezar a pensar de cómo
vamos a trabajar esta Piedra.
La meta del Trabajo sobre la piedra tiene dos vertientes: la del trabajo
sobre si mismo que debe de llevar a cabo el Aprendiz masón, pero también un
trabajo de aprendizaje de vida en sociedad. La piedra que se está trabajando no
es destinada a parar sola y aislada, sino que tendrá que integrarse en un
edificio completo y complejo que es la Masonería Universal. El labrado de la
piedra se debe de realizar, pues, también pensando en cómo se va a integrar
esta piedra en la obra global. Trabajar sobre si mismo y con los demás.
Esta reflexión del trabajo sobre si mismo dentro de la sociedad nos
lleva al símbolo de la Fraternidad, pilar de la Francmasonería. Sin
fraternidad, la piedra, por muy bella y perfecta que sea, no servirá para nada
si está sola en un desierto.
Para seguir con la trilogía del rito francés, diría que la Igualdad está
personificada en el hecho de que todas las piedras son iguales porque todas son
imprescindibles para la construcción del edificio. No son todas iguales, hay
algunas más grandes, otras más importantes, pero todas son necesarias al
conjunto.
Por fin la Libertad es lo que reside en cada uno de nosotros de decidir
si se va a trabajar esta piedra o si se la va a dejar tal como está dentro de
la tierra, bruta e inconclusa.
Para concluir, quisiera hacer un paralelo muy personal del lugar de la
piedra bruta dentro de la ceremonia de iniciación.
El primer paso de la ceremonia es el cuarto de reflexiones que
representa la Tierra. Es la primera etapa simbólica del candidato,
cuando se reúne consigo mismo, está solo frente a la muerte y a los elementos
básicos de la vida, escribe sus deberes y su testamento. En este momento, el
todavía profano saca la piedra bruta, arranca de sus entrañas la voluntad para
seguir adelante en el camino de la Sabiduría y vencer el miedo de estar solo
frente a las preguntas eternas del ser humano.
Viene el primer viaje que es la purificación por el Aire. La
piedra está fuera de la tierra ya, pero los elementos son aterradores, hay
mucho ruido y muchos peligros. El recipiendario entiende que el sacar la piedra
de la tierra ha provocado reacciones fuertes de la naturaleza. Por fortuna,
alguien le está ayudando a caminar y metafóricamente a presentar su piedra ante
los demás hermanos.
Sigue el segundo viaje cuando corre el Agua. Se limpia lo
superficial que quedaba pegado a la piedra. Se da uno cuenta que este montón
que no se sabia muy bien que era es una piedra, imperfecta, sin labrar, con
partes que pueden cortar y dañar, pero en el fondo es una piedra sobre la que se
puede trabajar.
Por fin llega el tercer viaje donde reina el Fuego, que lo
purifica todo, no solo purifica la piedra, también las herramientas que van a
permitir empezar el trabajo sobre la materia prima, sobre si mismo.
Aquí está mi piedra, bruta e imperfecta.
Or:. de Lima, 10 de junio de 2013
e:. v:.
José Juan Haro Araujo.
Ap:. M:.
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