EL MANDIL DEL MASON.
Durante el rito de iniciación masónica, el Venerable Maestro le dice:
"Hermano, llevad este
mandil, que es el símbolo del trabajo: ha sido llevado por los masones más
ilustres y por los más humildes, os da el derecho de sentaros entre nosotros y
no debéis presentaros jamás en logia sin estar revestido de él".
Así como el triángulo equilátero
es la forma más específica del simbolismo de la Geometría Sagrada, el
Mandil es el elemento principal de la indumentaria de un Masón.
El mandil es, junto con los guantes, el vestido esencial del masón,
herencia directa de los canteros operativos, y un atributo propio de la labor a
la que se consagra. Es un símbolo que sugiere la idea de un ser totalmente
entregado al trabajo, es decir, del guerrero
que lucha por la conquista de la Inmortalidad, de héroe que afronta todas las
pruebas y peligros que lo han de conducir a la unión indisoluble con el
Principio, hechos estos que se plasman en el oficio de desbastado de la piedra
bruta y su conversión en una piedra pulida, escuadrada y sin asperezas.
Es una prenda muy personal del Masón, lo recibe al ser iniciado, y lo
usa a lo largo de su vida masónica, y aún cuando muere lo acompaña en el viaje
al Oriente Eterno.
El mandil es uno de los signos de pertenencia a un medio de
trabajo, el de la construcción, que en nada persigue el uniformismo, sino la
consecución de la universalidad.
Ningún masón puede ingresar al Templo, a los
Trabajos Logiales sin él.
Sirve para tapar la parte delantera del cuerpo, la
activa y luminosa (de ahí el nombre de delantal que también recibe en
castellano), que es la que participa activamente en la labor, mientras que se
anuda en la parte trasera o posterior, pasiva, receptiva y oscura.
El Mandil hecho de piel de cordero, simboliza la túnica de piel con la que se
vistieron Adán y Eva, constreñidos a dejar el Paraíso Terrenal, y entregarse al
Trabajo, al Dolor.
"Yahveh
Dios hizo para el hombre y su mujer túnicas de piel y los vistió". Génesis
III, 21.
"La piel es, en hebreo, lo 'aún sin luz';
constituye la experiencia de las tinieblas que prepara y precede a la
luz."
Respecto a la forma, en todos los mementos de los distintos Ritos, el mandil del aprendiz es un cuadrado con una baveta triangular levantada en la parte superior. En sus orígenes el cuadrado tapaba parte de las piernas y la zona abdominal del cuerpo (sede simbólica del mundo instintivo) y la baveta triangular la zona torácica (residencia de las pasiones y emociones). El aprendiz debe proteger estas zonas mientras va conociendo y purificando todos los aspectos del alma que ellas simbolizan; además esta forma recuerda la de la piedra cúbica en punta, que es la meta que persigue.
En el grado de compañero, el mandil es el mismo,
pero con la baveta triangular hacia abajo, sobre el cuadrado, en señal de su
mayor habilidad y dominio del mundo anímico.
Para el maestro, el delantal varía según los ritos,
tal como se ha explicado precedentemente, destacando que de los tres grados
iniciáticos es el único en que está decorado con símbolos y emblemas relativos
al tercer grado, en el que el masón recibe la "plenitud de todos sus
derechos".
Su forma de cuadrilongo, sus cuatro lados, son la
representación de los cuatro elementales: la Tierra, el Fuego, el Agua y el
Aire, que son los protectores del Masón cuando desbasta su Piedra Tosca y
Bruta.
El cordón de tres cabos que se ubica en la parte superior es el que
circunda la cintura del Masón para sujetar al Mandil a su cuerpo. Su
simbolismo obedece a la transposición a
escala humana del Lazo de la Fraternidad Universal.
En cuanto al color, para el Aprendiz debe ser
totalmente blanco, al igual que el cordón que lo sujeta. Lleva la baveta levantada.
Para el Compañero, lleva la baveta doblada sobre el
cuadrilongo, en el cual se dibuja un símbolo de Segundo Grado.
Para el Maestro es
bordado con hilos de oro y plata, según el Rito, adornado con
símbolos propios de la Maestría.
Es mi palabra,
Or:. de Lima, 27 de mayo de 2013 e:.v:.
Perla López Cervantes. Ap:. M:.
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